Después de diseñar libros durante años, tengo mis fuentes favoritas para el diseño interior. Al elegirlas, considero tres cosas clave:
Versatilidad: Las mejores fuentes ofrecen una variedad de estilos, como negrita, cursiva, ligera, etc. Esto es útil para resaltar citas, subtítulos y encabezados, sin tener que cambiar de fuente.
Discreción: A menos que seas un experto en tipografía, no querrás que la fuente llame demasiado la atención. Evita las letras extravagantes o fuentes con letras muy altas o bajas que dificulten la lectura.
Legibilidad: La legibilidad es crucial. Deberías poder leer la fuente fácilmente, incluso en tamaños pequeños o cuando se usa en cursiva o negrita.
Dependiendo de si tu libro es electrónico o impreso, considera usar fuentes sans serif (sin remates) para pantallas y fuentes serif (con remates) para impresiones. Las sans serif son ideales para la web, mientras que las serif son más reconocibles en papel.
Aquí hay cuatro fuentes que cumplen estos criterios:
Minion Pro: Inspirada en el Renacimiento tardío.
Garamond Pro: Elegante y humano.
Caslon Pro: Antigua y distintiva.
Bembo: Clásica y legible.
Para títulos y subtítulos, opta por fuentes sans serif como Helvetica o ITC Franklin Gothic. Esto creará un buen contraste con el texto principal, que debería ser serif.
En resumen, al elegir fuentes para tu libro, prioriza la versatilidad, la discreción y la legibilidad. Las fuentes serif y sans serif tienen sus lugares adecuados, según sea digital o impreso. Recuerda que las fuentes mencionadas son excelentes opciones para tu proyecto editorial, y la elección entre ellas dependerá de tus preferencias y necesidades específicas. ¡Elige sabiamente y dale a tu libro una presentación visualmente atractiva y legible!
0 Comentarios